viernes, 10 de febrero de 2023

El despertar de Zaratustra (I)

 



Mi regreso

Ya lo dijo mi padre, quien me dio la vida siglos después de yo nacer: Dios ha muerto.

Deambulé por montañas, caminos y urbes; contemplando gentes y hábitos, gustos y bondades. Observar cuanto veo, me hace comprender los porqué de los cómo; y es que, en la juventud se aprende, pero en la vejez se entiende. ¿No es el ser humano un animal necesitado de fe, de creer en algo para hallar respuestas y acallar los ruidos de su cabeza? ¿No busca, acaso, desesperadamente un sentido a su vida, aunque éste sea lo más mundano? ¿Y no es eso Dios, acaso?
Quizá, después de todo, Dios no ha muerto, simplemente no era lo que esperábamos. Muchos creen no creer en ello, pero lo buscan insaciablemente. Y, aquellos que creen haberlo hallado... ohh, pobres infelices.

Pensasteis que yo había muerto, pero he vuelto de las montañas, cruzando ríos y senderos, soportando lluvias y vientos. Quizá no soy más que el reflejo de vuestro inconsciente, de todo aquello que sabéis, pero lo desconocéis. Quizá he vuelto, sí, para ver si mis lecciones valieron de algo. 

<<Ohhh, gran Zaratustra, gracias por tus enseñanzas>>, me decían aquellos. Ahora veo que el gato aún no ha aprendido a cazar.



Sobre pensar

Amigo mío, refúgiate en tu soledad. Te noto distraído ante tanto griterío y acribillado por los aguijones de los mediocres. No sigas escuchando, aprende a escucharte.
Quien no quiere pensar es un fanático, quien no puede pensar es un idiota, y quien no osa pensar es un cobarde. Por eso quiero entender lo que no sé, e intento entender aquello que creo que ya entiendo.

Se da como certeza que ahora hay menos pobreza, que se ha evolucionado; ohhh, pobres incautos. No saben que la verdad es como una manta que siempre te deja los pies fríos, la estiras, la extiendes, pero nunca es suficiente. Yo, que viví en los tiempos de Ur, que vi erigir grandes ciudades de la nada, nada tenían aquellos, ¿no? ¿Cómo decir que ahora sois menos pobres, que lo tenéis todo? Yo veo un humano con más pena, deambulando y sin rumbo fijo, almas viviendo de sus miserias. Sus vidas son como un teatro, unos pocos son actores y la mayoría son espectadores que juzgan y critican a los que viven.
Gente, mucha gente, cruzándose a diario sin mirarse las caras, caminando con sus rostros serios y cabizbajos, hablando o escribiendo mediante esa moderna tecnología que aún no comprendo bien. O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo.


<<¡¡Cállate ya, ohhh, viejo loco!! Tanto pensar te hace mal, Zaratustra.>>
Mal me hace pensar, sin duda, pues más consciente soy de tantos vacíos.
Uno de los grandes problemas del mundo es que los locos y los fanáticos están seguros de sí mismos y los sabios, llenos de dudas. No les culpo, el miedo hace la ignorancia y, ésta, se encarga de realizar el resto del trabajo. Pensar y analizar requiere de valentía; quienes lo hacen, naufragan en la inmensidad de un gran océano. No creo que los individuos sean incapaces, inútiles o ingenuos, sino que el miedo les hace entregarse a las garras de la simpleza. La vida en sociedad nos hace simples. Sé que es tentador tratar todo como si fuera un clavo, pues es fácil usar como única herramienta el martillo.

El ser humano es muy manipulable, y más aún en su conjunto social: es más fácil manipular una masa de gente que a personas individuales; la presión social que ejercen unos sobre otros hacen gran parte del arduo trabajo de los dirigentes. La "policía social" es un gran arma. El "qué dirán" y el estar fuera de la corriente del momento hace que los individuos sientan miedo al rechazo. Y esto es muy peligroso, ya que se abrazan a ideas únicamente por no ser repudiados; el miedo a la soledad y a estar con ellos mismos es un riesgo que muy pocos están dispuestos a correr. Entre los que asumen ese riesgo, muy pocos llegan hasta el final de sus convicciones, ya que es un viaje muy duro en un mundo tan depredador.
Danzad, danzad mis marionetas, la función aún no ha terminado.

<<Pensar requiere de esfuerzo, y no me han enseñado a ello. Ohhh, por favor, Zaratustra, piensa por mí>>.
Pobres infelices, que llaman iluso al sabio y ellos mismos creen saber. Aprender sin pensar es inútil, y pensar sin aprender es peligroso.
Hemos llegado a la bajeza del relativismo moral. Escepticismo moral y relativismo cultural... lo mismo vale la cultura del diseño de unos zapatos que un Premio Nobel.
En el mundo escasean los pensadores; la cultura del pensamiento está perdiendo la batalla con la ignorancia y eso, claro, interesa a unos pocos. Todo ello permite la corrupción: pero no solo económica, no, no... sino la peor de todas, la corrupción moral.
Mundo éste, en que todos repiten un discurso sin analizar su sentido y consecuencias, pero creyendo que tienen razón porque hay muchos otros que piensan igual. Tan seguro estoy de lo que digo, que sí, sin duda pueden llamarme dogmático. Y no me tachen de altanero, pues no me importa equivocarme, porque del error se puede salir, pero de la confusión, jamás.



Sobre el miedo

Igual que el árbol, que cuanto más quiere crecer y avanzar hacia la luz, más fuertes y profundas crecen sus raíces, hacia abajo, hacia lo oscuro. El miedo es el mayor mal del ser humano. Éste lleva a la frustración, a la ira y a la decadencia.

<<Pero, Zaratustra, yo no le temo a nada.>>
Ohh, pobre de aquel que crea no tener miedo, pues es, sin duda, quien más teme. Ocultar la realidad de uno mismo es la mentira más difícil de desenmascarar y, por ende, el mal más complicado de curar; pues para ello, aún no se ha creado vacuna.
Los mayores asesinos de la humanidad, aquellos quienes más atrocidades cometen, son quienes más miedo tienen. ¿O no ataca la avispa, aun sabiendo que es mucho más pequeña y débil? ¿no ataca, acaso, porque siente miedo y ha de defenderse? Quien no sabe gestionar sus emociones, organizar sus pensamientos o entender cuanto ocurre; aquellos, poseen este incurable mal. No tiene más miedo quien más teme, sino quien más consciente es. Es por eso, ohh, que no os culpo, que no queráis conocer, que no queráis saber... pues el miedo lleva a los infiernos y de éstos es complicado escapar.
Abrazad la simpleza, dejad que otros piensen por vosotros, malditos. Dejad a los conscientes que disfruten de este gran mal, para ellos virtud.

En todo queréis ser únicamente espectadores, y guardaros de sentar allí donde el sol abrasa los asientos. Semejantes a quienes se paran en la calle y miran boquiabiertos a la gente que pasa, así aguardáis también vosotros y miráis boquiabiertos a los pensamientos que otros han pensado. Si se les toca, levantáis polvo alrededor, como gallinas siendo atacadas por el zorro.
Cuando se las dan de sabios, sus pequeñas sentencias y verdades me hacen tiritar de frío. En su sabiduría hay, a menudo, un olor como procedente de la charca. Y, en verdad, yo he oído en ella croar a la rana.



Sobre la libertad

Si eres pasivo intelectualmente, ¿cómo pretendes ser libre moralmente? "Libertad" es lo que más os gusta aullar, pero de ella huis como corderos. Sois como el perro que ladra, ahuyentando con ladridos a quien podría saciar su hambre.
Pedís libertad a vuestro padre y a vuestros señores, pero no sois capaces de daros libertad a vosotros mismos. ¿Cómo va el gato a cazar ratones, teniendo la comida en el plato?
Para ser libres hay que luchar con muchos factores externos: presión social, propaganda, intereses. Para todo ello hay que tener una capacidad de análisis objetivo, donde ya hemos visto que el miedo y la capacidad de pensar nos debilita ante este gran reto. Unirnos a quien creemos amigo sin serlo, es más sencillo que luchar contra el enemigo.
Nunca tengas miedo de hacer aquello que consideras correcto, pues los castigos de la sociedad son pequeños en comparación con las heridas que te infliges sobre el alma cuando miras hacia otro lado.

Para ser libre, sobre todo, hay que luchar contra uno mismo, y eso sí que es difícil. Hay pocas cosas más complicadas en la vida que dudar de una creencia propia que siempre tuviste como cierta. Para ello es necesario ser objetivo y crítico con uno mismo: analizar y examinar, sin ideologías ni colores, sin prejuicios. Hasta llegar a la inflexión: reconocer la equivocación. Normalmente, cuando hacéis esto veis cosas que no os gustan, que os preocupan o que teméis. La mayoría desiste y abandona el camino; algunos llegan a ver la luz al final del sendero, pero éste aún es demasiado fangoso para continuar. La palabra "libertad" no es más que una utopía, ¿cómo se puede hablar de su belleza, cuando nadie la ha visto? Ilusos, creéis tener amor cuando no entendéis el significado de amar.

Mucha gente habla de libertad, mas aún no encontré a nadie que hable de libertad. Voltaire decía que el hombre es libre desde el momento en que quiere serlo. Nunca escuché estupidez mayor, pues el hombre no sabe lo que es, y mucho menos lo que quiere. ¿Cómo puede querer algo que no entiende?



Mis pies ya están cansados, mas no puedo dejar de caminar. Muchos me preguntan quién fue mi maestro; éste, sin duda, soy yo mismo y a la vez lo son todos con quienes me cruzo. Y es que, enseñar y escuchar es la mejor manera de aprender. No es sabio quien sabe, sino quien entiende.

Me apena que mi padre haya caído en el olvido. Cuán fácil es usar toda esa tecnología o mirar una caja llena de héroes en movimiento, pero no observar lo que nos hace únicos, libres y felices. Hay libros que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga; mas la vuestra sigue por el camino de la perdición de su alma.


Y así habló Zaratustra...