martes, 25 de julio de 2023

Promesas



- Y, como primera medida, me haré vegetariano.

Todas las ovejas lo celebraban: unas aplaudían, otras lloraban de alegría, había quien recordaba a sus padres asesinados y al fin sentía algo de alivio. Por fin cambiaría todo.

Tras muchos años sin cumplir sus promesas, esta vez parecía que iba en serio, ¿por qué no iba a llevar a cabo sus compromisos? 


El lobo había vuelto a ganar las elecciones.

sábado, 15 de julio de 2023

El hormiguero

 




- Más comida a la reina, más comida a la reina. ¡Vamos!
- ¿Mamá, la abuela se está muriendo?

Anta llevaba semanas muy preocupada, sabía que a su abuela le quedaba poco tiempo de vida. Ahora, solo podía escuchar entrecortadamente sus asombrosas historias, mientras deliraba en su lecho de muerte.
Pero no podía demorarse mucho, tenía que volver a su rutina de trabajo o los Hidalgos se enfadarían. Y, eso, ya se lo tenía muy repetido su abuela <<no hagas enfadar a los Hidalgos>>.
Anta se echó el saco a la espalda y salió del hormiguero.


"Años ha, el hormiguero se regía por las normas autocráticas del clan de las Borbinas. Durante varias decenas de décadas, este clan imponía una reina elegida por mandato divino. O eso decía mi abuela, ya que a mí no me parecía que hubiese divinidad alguna designando a nuestro jefa suprema: todas las reinas eran de la misma familia; lo que yo siempre he denominado 'mandato de sangre'.
Contaba mi abuela, que en paz descanse, que la primera reina Borbina salvó las vidas y el futuro del hormiguero. Era época de hambruna y sequías, y el clan de las Borbinas vino a traer paz, protección ante invasores y abundancia de cosecha, asegurando nuestro futuro. A cambio, todo el hormiguero trabajaría para ellas durante toda su vida. Era un trato más que justo.

Décadas después, hubo una gran revolución. Poco a poco, en otros hormigueros fueron ganando lo que llamaban 'derechos'. Mi abuela y sus coetáneos no sabían muy bien de qué se trataba, pero al parecer había grupos de locos que luchaban por tener horas libres a lo largo del día en las que no trabajar para nuestra reina. Ese tiempo libre lo utilizarían para ocio personal, como salir del hormiguero sin trabajar o simplemente descansar. Tenía sentido, si no hubiese sido por ellos, yo ahora no tendría tiempo para contarte esta historia.
Tras una ardua guerra y gran matanza producida entre los llamados Hormigueristas (quienes luchaban por nuevas libertades) y los adeptos al clan de las Borbinas, acabaron acordando algo que podría contentar a todos: el clan de las Borbinas seguiría reinando el hormiguero, pero sin tener el poder de decidir sobre el resto de hormigas; simplemente se les mantendría una retribución alimenticia y económica a lo largo de sus vidas. Se creó un libro sagrado con leyes y normas de convivencia, cuyo contenido decía cosas como que "todas las hormigas somos iguales y tenemos derecho a salir del hormiguero", por lo que aquellos que buscaban la libertad, se salieron con la suya. Bien es cierto que, aquellos que lucharon por esta libertad, y ahora sus descendientes, ocupan los puestos de Hidalgo, que son quienes imponen las normas de convivencia y vigilan que todas trabajemos las horas que marca El Libro Sagrado, es decir, siempre que el sol nos ilumine el camino. También se encargan de mutilar y expulsar a quienes no cumplen los reglamentos que sus antepasados anotaron en el gran libro.

Para asegurar que no se volviera a un sistema de Hidalgos déspotas y totalitarios, éstos crearon un sistema justo para todo el hormiguero: fundaron Brigadas Hidalgas. Existían dos brigadas diferentes, la brigada azul y la brigada roja. Éstas consistían en grupos de Hidalgos que luchaban por los derechos, deberes y necesidades del hormiguero. Si una brigada hidalga proponía medidas que gustaban al hormiguero más que lo propuesto por la otra brigada, tendrían el poder de regir éste durante una década. Pasada esa década, la otra brigada podría hacer diferentes propuestas y hacerse con el poder del hormiguero si esas propuestas triunfaban.
Conseguir este poder era muy importante, ya que se aseguraban comida para el resto de sus vidas, e incluso poder de decisión sobre las demás hormigas, no trabajar o visitar otros hormigueros. Aunque, bien es cierto, que la brigada perdedora también tenía unos beneficios similares.


Los enfrentamientos entre brigadas siempre han sido de lo más habitual, ya que, como es lógico, no todas tenemos los mismos ideales. ¿Cómo era posible que la Brigada Hidalga actual apoyase la incorporación de hormigas de otro hormiguero? Todos los días, los Hidalgos nos decían que hacen el mal allá donde van, e incluso, en varias ocasiones, ¡dijeron que son las culpables cuando hay malas cosechas! Hay incluso quien ni tan siquiera respetaba la figura de la Reina, quitando su retrato de sus casas y perdiendo así su sagrada protección en el hogar. ¡Algunas hasta se negaban a trabajar todas las horas estipuladas por El Libro Sagrado! Deseaba que llegase algún día en que todas esas alimañas no pudieran manifestarse, ni seguir pidiendo cosas tan estúpidas; ¡un buen escarmiento es lo que necesitan! ¡¡larga vida a la Brigada Azul!!"


 - Abuela, ¿tú nunca estuviste en la cárcel?

Anta cogió un poco de aliento y prosiguió con la tradición, contándole a su nieta, al igual que su abuela hizo con ella, la historia del hormiguero:

"La Brigada Azul, a la que tanto había apoyado, me encarceló durante 13 años. ¿Por qué? Rechacé a un Hidalgo. Yo estaba comprometida y él quiso hacerme su mujer. Elegí el amor por encima del poder.
Ya en la cárcel y con tanto tiempo para pensar, analicé todo lo sucedido. Me di cuenta de cómo era nuestra sociedad: la justicia no era justa; los que mucho trabajábamos, poco comíamos y, los que tenían suerte de venir de familia de Hidalgos, acababan en brigadas y vivían tan bien como la Reina. Además, nos dimos cuenta que no podíamos cambiar nada, tanto a las Brigadas Rojas como a las Brigadas Azules, les interesaba alternarse el poder para continuar con sus privilegios. Así, ganasen unos u otros las designaciones, ambos seguirían viviendo tan bien como hasta ahora.

Si antes, con las Brigadas Azules, querían que trabajásemos más y comiésemos menos, con las Brigadas Rojas no mejoraba nada la situación. Aunque bien es cierto que trabajábamos 1 hora menos al día, pasábamos aún más hambre que antes.
Las Brigadas Rojas crean un problema y proponen una solución para que les elijamos. Las Brigadas Azules hacen lo mismo, haciendo creer que existen problemas diferentes.

El pueblo cree que las Brigadas simplemente buscan tener al hormiguero enfrentado para así seguir disfrutando de sus privilegios; mientras el hormiguero se pelea entre los adeptos de las Brigada Azul y la Brigada Roja, ellos siguen viviendo con privilegios similares a la reina. Para ellos no hay malas cosechas."


- Abuela Anta, ¿y por eso la revolución de esta mañana?
- Sí, muchas hormigas han muerto a manos de las Brigadas.
- ¿Y crees que todas esas hormigas que se niegan a participar en la nueva elección de los Hidalgos, conseguirán algo?
- No lo sé, eso es algo que tendrás que contarle tú a tus nietos.