miércoles, 23 de agosto de 2023

El candelabro

 



Aquellos que me preguntáis por qué llevo un candelabro, qué hago dando vueltas y mirándoos a los ojos. ¿Qué pretendo encontrar? ¿Quizá se me perdió algo?, os diré:

¡Busco almas puras!, ¡busco almas puras!


¿Por qué cerráis los ojos? ¿Acaso os destella la luz de mi candelabro? ¿O es que no queréis mostraros como sois?

Atónitos me miráis, pues no sois capaces de observar. Tanto trabajo os cuesta pelar la fruta que no sabéis qué hay detrás de esa bonita pero dura cáscara. Tiene espinas, sí, ¿pero acaso no posee el perro dientes o el ciervo cuernos? Son ellos mas dóciles y sinceros que cualquier humano necesitado.

Paseo como el vagabundo rebuscando en la basura algo que comer, algo que su estómago agradezca. El mío retumba como una cueva, pidiendo lo desconocido.
Disfrutamos de un delicioso desayuno y me preparas una suculenta cena, pero cuando tu hambre apremia, sigo mendigando. Lo importante no es lo que se promete, sino lo que se cumple.
No prometas cuando eres feliz, contestes cuando estás enfadado, ni decidas cuando estás triste.

Muchos creéis amar, pero no os preguntáis qué es eso que creéis conocer. Y los que afirmáis conocerlo, ohhhh, pobres imprudentes. El amor es la poesía de los sentidos, pero existen poesías malísimas.

¡Busco almas puras!, ¡busco almas puras!


Dicen que la piedra no siente, pero ella es genuina, siempre conserva su esencia. No depende de nadie, ni se transforma por nadie. En cambio, ¿qué son vuestras promesas? ¿Y vuestras creencias? Si cuando llueve queréis sol y cuando éste brilla no os gusta el calor que desprende.

¡Busco almas puras!, ¡busco almas puras!


Loco me llamáis, pues no entendéis el sentido de mi búsqueda. Veis volar a las abejas, amenazantes, y huis de su peligroso color. Dentro del panal está la miel, pero solo os quedáis en los aguijones.
No veis en la oscuridad, pues ésta os da miedo; preferís vivir con la luz que otros os ilumina. No os culpo, caminar a oscuras os da miedo y hace tropezar. Por eso yo os ilumino el camino.

¡Busco almas puras!, ¡busco almas puras!


La ignorancia del silencio me hace divagar, aunque sea en éste donde intento encontrar las respuestas. Los charlatanes no tienen tiempo para escucharse, mas los que escucháis no observáis. Hablar sirve para convencer, ¿pero acaso el cisne habla para disuadir de su belleza, o el tigre de sus intenciones? Ellos son sinceros, puros. ¡Busco cisnes! ¡Busco tigres!

¡Busco almas puras!, ¡busco almas puras!