martes, 3 de septiembre de 2019

El jodido hombre manzana

La siguiente historia tiene ya unos cuantos años. Está inspirada en un personaje que conocí hace mucho tiempo.

Esto era un hombre a una manzana pegado. La manzana era su cabeza, lo pegado era su cuerpo, lo jodido era todo él; era un jodido hombre manzana.
Era muy feo, tan feo que cuando nació el médico dijo "señora, si no llora en 10 segundos, es un tumor". Su madre lo echó de casa a los dos días de edad, no le aguantaba; ¡era muy feo! Al pobre hombre manzana a menudo le llamaban Willy, y no por acortar su nombre - ya que nadie la llamaba -, sino porque era una putada ser un jodido hombre manzana.
Se peinaba la raya a un lado, a veces hacia arriba, pero siempre con estilo. De vez en cuando se ponía corbata, negros zapatos y camisa de seda. Otras veces pajarita con preciosos náuticos marrones. ¡Vaya pintas llevaba el gilipollas, fuese como fuese vestido iba haciendo el ridículo! Tenía cara de pan duro y piernas de cartón. Era más feo que un culo de mono mirado de lado, y más raro que el día del grifo. Cuando comía sopa era feliz, aunque según él, seguía siendo Willy. Veía la tele de pie porque no podía sentarse, dado que sus rodillas de cartón no podían aguantar la tensión de vivir dobladas. En fin, era todo un personaje animado este Willy.
Normalmente se casca pajas haciendo memoria, ya que es de efectos retardados. Puede divisar una situación y reaccionar días después. Dicen que es un poco lerdo pero él insiste que no, que es sólo un simple humano con una manzana por cabeza, que pretende ser feliz. Su psicólogo le insistía que no podía ser feliz, que él había nacido siendo el hombre manzana y moriría siendo el hombre manzana.
Willy necesitaba una novia, alguien que le hiciese ver lo bonito que es el amor, alguien que le comprendiese; o simplemente alguien, ya que nunca había visto a nadie desde los tres años de edad. Él cree que la gente se escondía cuando caminaba por las calles. Quizá es porque olía a colonia barata y siempre caminaba con un botellín de cerveza en la mano. Willy era un jodido borracho; varias veces tuvo problemas con la justicia. Mismamente, al nacer, intentaron encarcelarlo para que nadie sufriese sus efectos secundarios (picor de ojos, nauseas y vómitos) pero no pudieron hacer nada para retenerlo. Willy huye de la justicia, o al menos eso cree él. La verdad es que la justicia huye de él. La Justicia es una lechuga que conoció cuando sólo contaba con cinco años de edad. Se enamoró de ella en una convención de fruta y, desde entonces, vive por y para ella. Se acuesta y se levanta pensando en ella... ¡qué pena que solo sea una lechuga!

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